Apreciados lectores, cual Cthulhu despertando de su eterno letargo bajo el sello de R’lyeh, el estado de agitación política y debacle económica en que nos hemos visto envueltos estos últimos meses me obliga a recuperar este blog que había permanecido olvidado en la memoria durante meses, para unos pocos afortunadamente, para la mayoría indiferentemente. Contrariamente a lo que algún lector pueda pensar, no voy a hablarles de cómo Catalunya dejó de ser Messi1 para convertirse en CR7. Pues no, no voy a hablar de eso, porque mi sentido del deber me impulsa a tratar un tema mucho más importante, desconocido para muchos, y que no es otro que el peculiar sistema político que da lugar a la elección anual de las capitanas del grupo de Idols japonés AKB48, del cual se deriva una propuesta innovadora para solventar los problemas de deuda pública, manteniendo las mismas libertades democráticas que disfrutamos hoy en día, pero con un coste económico notablemente inferior.
Obviando el hecho de que la complejidad del universo, desde
los quarks hasta la materia oscura, equivale a un pensamiento monosilábico si
la comparamos con la inabarcable cosmogonía de las AKB48, sus grupos satélites
y sus divisiones2, intentaré resumir el asunto: AKB48 es un grupo de
59 chicas muy jóvenes que no saben cantar pero tienen un productor musical muy
bueno3, son (supuestamente) monas (kawaii) y posan muy bien “vestidas-desnudas”4,
con lo que atraen a muchos fans adolescentes (y no tanto), y a otras tantas
“fanas” que aspiran a ser como ellas. Este grupo lleva a cabo cada año unas
votaciones, para establecer el ranking entre las chicas que lo integran. En lugar
de usar el tradicional “un hombre / un voto”5, se emplea el sistema
“un cd / un voto”. Inteligente maniobra de marketing: ¿Qué fan no estaría
dispuesto a comprar algún CD de más con tal de ver a su chica favorita erigirse
en capitana? Al parecer, algunos llevan esto a límites insospechados: uno de los
fans de AKB48 presumía de haber comprado 5500 unidades de su último single
(Everyday, Katyusha), lo que equivale a gastarse la friolera de ¥8,800,000 (86,000
€ al cambio actual). Según confesaba, lo hizo para asegurarse que su favorita,
Yuuko Oshima, quedase en primer lugar. Aunque finalmente la actual capitana del Team K fue "coronada", el tipo se gastó un dineral para contribuir
con menos de un 0.5% de los votos, ya que el single en cuestión vendió 922,475
copias el primer día (1,333,969 en una semana, cifra récord en Japón).
Imaginemos por un momento que trasladamos este planteamiento
a la política. Ruego a mis lectores que traten de eliminar de sus sucias mentes
la imagen de Rajoy en lencería, y piensen en el verdadero trasfondo del asunto. Imaginemos que
en lugar de votar una sola vez, todo aquel que comprase un Bono del Estado
tuviese derecho a votar una vez más: un Bono / un Voto (y no me refiero al
futurible candidato socialista, sino a la participación de Deuda Pública). De
esta forma, la gente medianamente pudiente y con grandes inquietudes
ideológicas (o intereses económicos, que vienen a ser una variante de lo mismo)
podría emitir más votos a favor de su partido predilecto, al tiempo que
engrosaría las arcas del Estado, con lo que, en caso de ganar, su partido lo
tendría mucho más fácil para gobernar. Antidemocrático y clasista, dirán algunos…
pero ¿realmente esto implicaría un detrimento de la democracia y una rebaja del
poder de los más desfavorecidos? Pues muy sencillamente, No. Actualmente los
candidatos, así como los gobiernos (para allanar el camino de su reelección),
han de gastar mucho dinero en publicidad, informes amañados, etc, a fin de
convencer a la plebe votante (que son mayoría) de que su opción es la mejor
para ellos, y así representar la Gran Comedia del Sufragio Universal. Para ello
son financiados oscuramente por la gente pudiente, los bancos, las fundaciones
culturales, etc, a la espera de obtener algún beneficio si su candidato resulta
elegido. Al mismo tiempo, esta gente pudiente financia los medios de
comunicación que sirven para dirigir al redil, reorientando su línea editorial
en función de sus intereses particulares. Por tanto, a fin de cuentas, quien
consigue la “simpatía” de más gente adinerada tiene la mitad del trabajo hecho.
La otra mitad del trabajo es emplear este dinero para manipular a los plebeyos de
manera que voten a quien nos de la gana, lo cual resulta francamente sencillo
en un país en el que está mal visto pensar. Por tanto, ya tenemos un gobierno
escogido por los grandes poderes económicos, pero al ser un sistema enrevesado e hipócrita, se producen numerosas pérdidas por el camino, con lo
que de la inversión inicial se recupera bastante poco, y el Estado apenas huele
todo este dinero que circula.
Frente al actual sistema, idealizado pero intrínsicamente
corrupto, la AKaBecracia, como es conocida en algunos círculos intelectuales exclusivos
(entiéndase, de chistorra y costillada), reduciría la deuda pública,
sustituyendo la financiación de partidos y medios de comunicación por ingresos
directos al estado, pero también abarataría los costes del sector privado, al
haber menos intermediarios entre el resultado electoral y las inyecciones de
capital necesarias para conseguirlo. Ya no harían falta condonaciones de deuda
a los socialistas, donaciones anónimas al PP, ni comisiones del 3% y derramas
del Palau para CIU. En definitiva, todo sería mucho más transparente. Y lo más
importante de todo, caería en picado el gasto en sanidad, al ahorrarnos un
dineral en visitas al médico por jaquecas, úlceras y demás dolencias provocadas
por la intoxicación mediática previa a unas elecciones, ya que no haría falta
malgastar tiempo y dinero engañando a los borregos. También el pueblo llano
ganaría en términos económicos, entre otras cosas porque ahorraría en zapatos,
al no tener necesidad de acudir a su colegio electoral tan a menudo (un
beneficio del que hasta ahora sólo disfrutaban los votantes de partidos de voto disperso como ICV o C’s en las
provincias “VIP” como Lleida). La AKaBecracia, en definitiva, no sólo
solucionaría los problemas de financiación del estado, sino que además es mucho
más honesta que la democracia actual, admitiendo abiertamente una realidad que
difícilmente podremos cambiar, adaptándose a ella para el beneficio de todos.
En resumen, que no cabe duda de que “otro mundo es posible”,
pero muchos de los que sostienen la validez de este lema están mirando para el
lado equivocado. Los debates intelectuales sobre Marx o Rousseau están bien
como entretenimiento vacío, pero las voces chillonas de las AKB48 te abren la
mente a nuevos universos sin forma, plagados de geometrías no euclidianas,
latas de alubias del espacio-bultos y dioses ciegos lobotomizados que bailan al son de instrumentos musicales malditos. Al final de este viaje místico
(concretamente, en la segunda a la izquierda según se va al Cinturón de Orión)
se halla La Gran Verdad6, que no es otra cosa que La Gran Mentira, vista
desde dentro.
El vídeo de "Everyday". Abstenerse aquellos con tendencia a las adicciones musicales. Escucharlo repetidamente MATA.
Otro famoso grupo de Idols, las Totoro Sisters, actuando junto a las Akiba On Stage, las AKB48, el Gran Wyoming y el mundialmente famoso Ötzi el pingüino.
3 En realidad, el productor musical, el atractivo Yasushi Akimoto, es también compositor de la mayor parte de las canciones y el creador de todo este fenómeno. En definitiva, el padre de las criaturas.
4 Término acuñado por primera vez por la pequeña, aunque reconocida, crítica musical Magnetha al ver el "fotobook" de las AKB48.
5 Léase hombre en el sentido genérico que tenía antes de que el feminismo complicase innecesariamente nuestro lenguaje, aunque cabe decir que por la idiosincrasia del grupo es probable que no se de la tan deseable paridad en las votaciones.
6 No confundir con “El Gran Dictat”, que ostenta el dudoso mérito de ser la producción de TV3 que más pesadillas ha generado entre sus espectadores desde el abominable Dragui y su “Historia de Catalunya”.
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