
Can Chari se pone a reventar los domingos a mediodía. Una legión de ciudadanos con pocas ganas de cocinar se acerca a este establecimiento leridano para comprar sus pollos a l'ast y sus canelones. El pasado 9 de marzo, día de elecciones, hubo algo más que largas colas y comidas para llevar. Una inspección de trabajo realizada por tres agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) acabó como el rosario de la aurora cuando un agente de los Mossos d'Esquadra, que se encontraba fuera de servicio, acudió al local alertado por su madre [la dueña del local, que sin embargo creo recordar que no se llama Chari...] y acabó agrediendo a uno de los policías.
Por suerte, el tema no ha ido a más, porque la inspección concluyó en que todo estaba en regla. Y es que si hubieran llegado a cerrar el local, entonces sí que se hubiera montado un buen pollo. Los disturbios se habrían extendido por toda la ciudad, la anarquía se apoderaría de las calles... en fin, sería el fin de la civilización y del porvenir, como diría Krahe...