sábado, enero 27, 2007

La Gripe del Pollo contra El Grito del Niño

Mis queridos e impacientes lectores, hoy he leído una noticia tan espeluznante que me ha forzado a salir de mi letargo bloggístico. La noticia en cuestión nos demuestra que el continente asiático aún podía ser testigo de una lucha más titánica si cabe que la mítica batalla de Godzilla contra Gamera, la conquista por parte de Gengis Khan del País del Centro (no confundamos con el mítico continente de Lemuria hacia el que gira eternamente el PP), o incluso que un hipotético pero no por ello menos atroz enfrentamiento entre El Chino Cudeiro y El Niño Loco Alemán. Muchos de mis lectores recordarán los estragos causados en Extremo Oriente por esa terrible enfermedad conocida como Gripe del Pollo, así como su cepa mutante (aún más virulenta), la angustiosa Gripe del Pimpollo (asociada al consumo excesivo de palomitas de maíz mientras se ve un capítulo de Calimero, por suerte casi erradicada, la serie, quiero decir).

Calimero, la serie que ha causado más muertes por depresión profunda después de Delfy .

Aparte de los inapreciables beneficios causados por esta enfermedad en la Ex-Hermosa Región de Murcia, se puede considerar una de las mayores amenazas para la supervivencia de la humanidad. Pero ¿quién podría esperar que del ser humano naciera una amenaza aún mayor para los pollos que la gripe lo es para los humanos? Y no estoy hablando de la pollería de Can Chari en el barrio de La Mariola de Lleida (que según nuestras fuentes distribuye cerca del 99% de los pollos del mundo*). Tampoco se trata de la Teoría de Cuerdas, de la que Rayito es su máximo exponente. Se trata de una fuerza de origen desconocido que ha sido bautizada como El Grito del Niño, en honor del hijo del señor Xu, habitante de la provincia de Jiangsu. Según el diario El País (que cita como fuente al prestigioso Nanjing Morning Post) el niño (de 4 años de edad) acompañó a su padre, repartidor de butano, al interior de una granja de pollos. Un perro no comestible asustó al niño con sus ladrillos, lo cual forzó a la divina madre naturaleza a obrar un gran milagro: los gritos del niño espantaron a los pollos, hasta el punto que 443 de ellos cayeron víctimas del estrés o de los pisotones de sus vecinos. No recuerdo nada semejante desde aquel legendario milagro que obrara San Antonio en su niñez, y que tan fielmente relató el cantautor Cecilio (conocido por su gran éxito "Talavera de la reina") en su clásico "El Niño y los Pajaritos", del cual me he permitido la libertad de ofrecer algunas estrofas selectas:

Divino Antonio precioso suplicále al dios inmenso
que por su gracia divina
álumbre mi entendimiento
para que mi lengua
refiera el milagro
que en el huerto obraste
de edad de 8 años.

Desde niño fue criado con mucho temor de dios
de sus padres estimado
y del mundo admiración
fue caritativo
y perseguidor
de todo enemigo
con mucho rigor.

Su padre era un caballero cristiano honrado y prudente
que mantenía su casa
con el sudor de su frente
y tenía un huerto
en donde cogía
cosecha y su fruto
que el tiemp traía.


[...] unas 20 estrofas más, refieriendo el milagro

Arbol de grandiosidades fuente de la caridad
déposito de bondades
padre de inmensa piedad.
tutututi tu tu
tututu ti tu
tututu ti tutu
tututu ti tu

(por) FIN

Cabe advertir, sin embargo, que a diferencia del milagro de San Antonio, el señor Xu no creo que esté muy orgulloso de su hijo, ya que una sentencia le obliga a pagar 1.800 yuanes al señor Wang, dueño de los pollos...


* Encuesta realizada mediante optometría diurna (a ojo) desde la ventana de nuestro antiguo piso en Lleida. Como la licencia del SAS había caducado, decidimos basar el análisis estadístico en la proporción de paella para seis consumida por tres sujetos de estudio en Freiburg. A falta de arroz SOS, concluimos que la paella con arroz de risotto tiene buen gusto, pero le falta soltura.